En prosa, Dolors. En prosa. Hoy me avergüenzo de tener el mismo sexo que usted. De tener útero y vagina. Los airea apoyándose en una oración a falta de imaginación. Va a la guerra con un útero femenino que imagino nunca tuvo guerra, ni paz. Es fácil apoyarse en los católicos y en una religión que nos prohíbe matar, odiar e incluso encarga poner la otra mejilla. ¿Por qué no nombra el clítoris, Dolors? Es el único importante que falta en su poema de nuestra anatomía específica femenina. Quizá no rima con sus malas intenciones. Si quiere se lo rimo yo. Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo y bendita tú eres entre todas las mujeres. Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. No lo ve, ¿verdad? Pues está. En nuestra Madre, en la mare nostra, nuestra Virgen. Virgen, sí. Virgen. Con útero, vagina y clítoris.
Amén.