Publicado en XYZ

Conducir se ha convertido en un modo de vida. Muchos nos pasamos parte de ella al volante y según estudios unas veinte horas al año en atascos. No hay más que observar coches y conductores para conocer muy bien a las personas, su modo de vida. Con algunas puedes llegar hasta a intimar después de darte un buen beso y a continuación gritar como en los matrimonios: “la culpa es tuya, yo no he sido”. Lo de firmar papeles nunca fue bueno, ni amistosamente. Después de pasar por el taller y recibir una penalización económica de tu seguro ya nunca olvidarás a esa persona, para toda la vida.

Conducimos eso que llaman un parque móvil cada vez más arcaico. Hasta la multitud de “cayenes” que parecía que regalaban hace unos años llevan arañazos y remiendos tipo rodilleras en los pantalones. Y no digamos los de los circulitos tipo olimpiadas. Porque sí, porque los españoles no sólo sacamos nuestro más profundo y hondo fondo de armario para vestirnos con la crisis. Si es que ésto es una crisis. Al final Zapatero va a tener razón y no hay crisis, esto es lo normal y el estado del bienestar fue un sueño absurdo del que despertamos sin más. Y esa falta de bienestar se nota al volante. Reflejos de la vida.

Los hay que no lo asumen. Son aquellos que siguen conduciendo sobradillos, cambian de carril sin intermitentes haciendo zig zag y frenan en el último momento. Ese momento en el que miras por tu espejo retrovisor y piensas que se estampa contra tu maletero y destroza el cartón de huevos que acabas de meter en el Mercadona, por no hablar de los botellines de cerveza. ¡Si veo que hasta tiene los ojos verdes! Ufffff, frenó.

Están los que ya pasan de todo, hartos de luchar para nada. Esos van en góndola. Para dar un simple giro provocan un atasco. Sé paciente con ellos. Gritan eoooo por las esquinas y se les escucha un eco que se pierde sin remedio ni respuesta. Los que se escudan en la carrocería para insultar incluso con la ventanilla cerrada, por si acaso. Jamás bajan del coche, tranquilo. Piensa que esos aspavientos de sus brazos son un baile por sevillanas a compás y vete. No pasa nada. Se desahoga y eso es bueno. Hazle el favor en silencio. Comprensión.

Y las mujeres, ¡ay! Nosotras en la inopia de los hijos, los maridos, el trabajo, se me olvidó tender la ropa y espero haber apagado el horno. El semáforo en verde y paradas en seco esperando a que se ponga rosa para seguir. La vie en rose… No me extraña que nos apelliden “Tenía Que Ser”.Y los del dedo en la nariz, y los que cantan, y los del móvil, los que bostezan, los que te miran en un ceda el paso pidiendo el auxilio de ser siempre el último, los que se saltan el stop a los cincuenta porque ya es hora y el tiempo apremia, los jubilados precavidos pues sólo entonces cuidas tu vida, los educados, los maleducados… Al volante se nos ve, señoras y señores. Por ello creo que los políticos llevan chofer, sin riesgo. Algun@ cogió el volante y se le vio. Torpe.

Si vives no conduzcas. Es más peligroso que beber.

Y ya se sabe: los borrachos, los niños y los conductores siempre dicen la verdad.