No alumbréis mis sentidos ocultos. Mientras grito tu nombre en penumbra y escondo del mundo el deseo, tus manos atan el silencio. Y callo después, cuando viene el sol por el este. Que ilumine el mundo. Que su bronce dore los cuerpos. Que dé vida en la tierra. Pero que no roce lo nuestro, aquí hay suficiente vida. No necesito luz.